Asociación Argentina de Equinoterapia: septiembre 2011

Soy Marina, mi gran amor por los caballos y la ayuda que ellos me proporcionaron para desarrollarme en la vida acompañada de una discapacidad, hicieron que sintiera la necesidad de fundar esta asociación para ayudar a las personas a tener una mejor calidad de vida.

Como presidente de la institución y coordinadora del centro de equinoterapia, realizo diversas tareas que me producen grandes satisfacciones.

Me ayuda permanentemente un grupo de colaboradores incondicionales, cuyo compromiso agradezco profundamente porque sin él, esta actividad no seria posible.

Gracias a Dios puedo decir que este sueño y para mi, un proyecto de vida, es hoy una hermosa realidad.

Mi nombre es Anabel Houdrichón, soy Licenciada en Psicología, y quería compartir en este espacio mi recorrido por la Asociación Argentina de Equinoterapia.
Mi inquietud por la equinoterapia se despertó al ver que la misma reunía dos pasiones mías, por un lado los caballos, habiendo hecho equitación, y por el otro la psicología. Por lo tanto en el año 2006 empecé a realizar cursos para capacitarme, entre ellos en la Asociación Argentina de Equinoterapia, luego del cual comencé a concurrir a dicha institución como voluntaria. De a poco fui aprendiendo características particulares del entrenamiento con caballos en esta actividad, sumado al conocimiento hípico, comencé a desarrollarme como encargada de la parte hípica, transcurriendo a la par de mi carrera de psicología. Luego de un tiempo me recibí y empecé, hasta el día de hoy, a ejercer como psicóloga en dicha institución.

Me llamo Silvia Cheves, trabajo con caballos hace ya varios años, empecé haciendo equitación y salto, primero como una distracción y después, en forma deportiva, cuando decidí alejarme del club hípico, fue para seguir en contacto con los caballos pero desde otro lugar, no sabia bien que, pero si sabia que ya no me interesaba como deporte. Así fue que comenzó mi búsqueda, hasta encontrar un lugar donde se dedicaban a hacer equinoterapia, hasta ese momento no sabia de que se trataba pero empecé a trabajar como voluntaria, montando los caballos para la terapia, ahí empezó todo, hice cursos en diferentes lugares, y ya no solo montaba los caballos, sino que participaba de las sesiones, ocupándome, entre otras cosas, de la parte hípica. Después de varios años, hice el curso en la Asociación Argentina de Equinoterapia, me quede como voluntaria, además, tome clases del trabajo con caballos a partir del método etológico, con el que actualmente trabajamos en la institución a nuestros caballos.

Además de ser parte del equipo de voluntarios, y de trabajar los caballos, también formo parte del equipo que da los cursos.

Tome la decisión de quedarme, después de haber trabajado en otro lugares, porque considero que se aplican los fundamentos de la equinoterapia con total responsabilidad, conocimientos, criterio, y mucho amor, se trabaja desde el corazón incondicionalmente y con mucha seriedad, así he visto en estos 4 años que estoy en la Asociación como, con esfuerzo, trabajo y dedicación se ha logrado avanzar en cada caso.

Para mi es un orgullo formar parte de este lugar que me ha dado la posibilidad de desarrollar todo mi potencial en pos de esta labor tan gratificante, que me da tantas satisfacciones día a día, junto a todos mis compañeros a los que quiero profundamente.

GRACIAS

Mi nombre es Elba. Llegué a la Asociación hace dos años a través de una amiga que había entrado como voluntaria. Mi primer contacto con la actividad la tuve gracias a que llevaba a mi hija a tomar clases de equitación y allí fui viendo cómo se desarrollaban las sesiones de equinoterapia. Lo que observé me conmovió mucho y decidí entonces hacer el curso de auxiliar en equinoterapia. Soy docente desde hace treinta y tres años y me di cuenta que podía con mi experiencia y los conocimientos que fui adquiriendo prestar un servicio en este lugar que abre sus puertas a todos los que se acercan a él.

En la Institución aprendí a reconocer en ese animal tan fiel como es el caballo, sus virtudes terapéuticas y encontré además, gente con grandes valores y una especial vocación de servicio. El trabajo en equipo es maravilloso y más cuando tiene como objetivo ayudar al prójimo.

Yo soy Susana. Hace tres años que estoy en la Asociación. Llegue en busca de poder tener nuevamente contacto con los caballos ya que es para mi un disfrute estar con ellos. Como la mayoría de nosotros hice el curso de auxiliar en equinoterapia y al trascurrir los días compartiendo las actividades, las experiencias y las vivencias encontré no solo la posibilidad de revivir aquello que alguna vez me habían dejado las largas cabalgatas de niña en el campo, sino que tuve la posibilidad de ver lo que un caballo hace y descubre en un ser humano y ni hablar cuando a eso le agregamos la terapia con los chicos…

Además, fuera del espacio dedicado a la terapia, en mis ratos libres, brindo otro apoyo a la Asociación como es el mantenimiento del lugar y de los caballos para mejorar día a día las posibilidades de trabajo y que todos, practicantes, padres, voluntarios y profesionales se sientan cómodos como si fuera su propia casa.

Doy gracias a Díos por la posibilidad de poder compartir este momento de mí vida con gente que se juega por algo distinto.

Mi nombre es Mariela Vicente, y soy estudiante de Psicomotricidad.

Comencé el voluntariado en junio del 2011 en AADE, siendo ésta mi primera experiencia en la equinoterapia.

Me acerque a la asociación gracias a una convocatoria que realizó una compañera dentro de la universidad en la que estudio (Untref).

Estoy muy contenta ya que aquí me han dado un lugar para aprender, ayudar y conocer más acerca de la equinoterapia y sus beneficios.

Mi nombre es Sofía, tengo 21 años y estudio medicina. Llegué a la asociación por recomendación de otro voluntario del lugar, ya que me gusta trabajar con niños y más aún en una terapia con caballos, que tanto nos trasmiten. Al principio estuve como observadora hasta que se me dio la oportunidad de hacer el curso y empecé como voluntaria de la Asociación. Actualmente sigo allí (desde el año 2009), es muy lindo el grupo humano de trabajo ( ayudándonos entre todos, siempre) y es increíble el avance que se ve en los niños, al estar en contacto con los caballos. Simplemente puedo decir gracias por dejarme ser parte de algo tan LINDO, como lo es la equinoterapia.

Mi nombre es Manuel, tengo 22 años y estoy en el profesorado de teatro. Me incorpore al equipo como auxiliar en equinoterapia en el 2009 después de realizar el curso en la Asociación. Me pareció una actividad más que interesante ya que combinaba mi pasión por colaborar y trabajar con chicos así como mi amor por los caballos. También me llamó la atención el método etológico (de no violencia) que se utiliza para el adiestramiento de los caballos logrando resultados realmente sorprendentes en la terapia. En fin solo me queda decir que es una actividad que realmente alimenta el alma.

Felizmente hace alrededor de 4 meses comencé con el voluntariado en la Asociación , donde llegué conjugando mis ganas de aportar mi granito de arena a la sociedad, el feedback que tengo con los niños y los caballos, que me encantan.
En este lugar me encontré con:
-Un grupo de trabajo formado con gente super valiosa, bien predispuesta, solidaria, cariñosa, generosa, responsable, dedicada y entendida del tema.
- Niños muy especiales capaces de percibir, disfrutar, re-habilitarse y aprender a través de sus sentidos, de la estimulación, el contacto y el cariño que podemos brindarle el equipo, los caballos, y el contexto que se crea. Niños que confían, se relajan, piden, expresan con sonrisas con miradas profundas. Niños que dan libre y amorosamente, niños con los que generamos mucha paz, inspiración, respeto,alegría, agradecimiento.
- Caballos entrenados especialmente con montones de detalles que la actividad requiere, cada uno con sus particularidades, su intuición, con su carácter, con sus mañas con sus virtudes, pero especialmente con su nobleza, con su entrega, docilidad, a veces comportándose con una dulzura y delicadeza asombrosas en el contacto con los niños.
- Un lugar super cuidado, agradable, preparado para las necesidades de la actividad, en constante mejora y mantenimiento. Un lugar hecho a pulmón, con garra, a partir de la dedicación, la convicción, la experiencia y el esfuerzo.
La Asociación es el resultado de un sueño de Marina, al que llegó con pasión, seriedad, experiencia, capacitación y entrega, acompañada a lo largo del tiempo, por varios locos lindos!
GRACIAS!!!

Mercedes Pascuet