El ritmo de vida que la mayoría de la gente lleva hace que sufra de un mal muy común en esta época: el estrés.
La tensión vivida en la calle o en los ámbitos laborales, hace que el cuerpo se resienta y la persona empiece a manifestar dolores musculares, migrañas, como en otros casos, estados de depresión.
El caballo es un buen medio para tratar esas dolencias durante las sesiones de relajación.
El caminar tridimensional del caballo, solo con el mandil, permite relajar la musculatura del jinete. Cada paso del animal transmite estímulos a la persona ya sea que ésta esté sentada o acostada sobre el mismo y entre otras cosas, mejora su estado de ánimo.
Esta práctica al aire libre ayuda a descargar tensiones, a centrarse sobre uno mismo y a establecer un contacto afectivo con un ser tan noble como lo es el caballo.
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